miércoles, 28 de octubre de 2009

Que los cumplas feliz... Collares

Una vez al año llega el cumpleaños tan esperado (para algunos) y odiado (para otros). De chiquitos, para todos, era un día muy especial. Ya de grandes un cumpleaños significa dejar atrás ciertas etapas…

Algún objeto o lugar nos puede llevar a recordar viejos tiempos… ahí nos damos cuenta que los cumpleaños fueron cambiando.

Antes las fiestas no eran temáticas, con suerte teníamos alguna piñata muy artesanal de cartulina con formas de personajes típicos como frutillitas o kitty, lo bueno de esas era que no hacían ruido al romperlas. Todos se desesperaban por agarrar la mayor cantidad de cosas que caían, pero siempre había: algún “lenteja” que lloraba porque no había podido pescar nada (ahí algún padre convencía a su hijo a que le diera algo para que dejara de llorar), y algún “avispado” que hacía el “canguro” embolsando, dentro de la remera, todo lo que podía.

Nos moríamos por los regalos, y cuando llegaba alguien, antes de mirarle la cara para ver quien era, le mirábamos las manos para ver que tan grande era el paquete. Igualmente pareciera que no había tanta variedad de regalos porque en un mismo cumpleaños recibías dos o tres perfumes mujercitas, paco o pibes (para los nenes), varios diarios íntimos, alcancías de lata con múltiples formas y dibujos, cartucheras de lata o con botoncitos…

Algunos lo festejaban en clubes (mejor si tenía arenero), otros en el patio de la casa, y otros en alguno de los pocos saloncitos para fiestas que había en ese momento (“Duende Rojo”, “Duende Blanco”, “Duende Verde”, etc.). Lo mejor de esos salones era la pista de baile con luces y burbujas… era un momento muy divertido y todos reventábamos las burbujitas mientras se escuchaba la música de Xuxa, Jugate Conmigo, Pablito Ruiz, Flavia Palmiero entre otros.

Nos recibía un ”gran banquete” con “miga miga” de jamón y queso (nada raro porque sino no los comía nadie), chicitos, papitas, palitos (solían incrustarse en los chicitos para armar animalitos), casuela de salchichas, alfajorcitos de maizena, havanitos de chocolate y en general se tomaba jugo de naranja (aguado) que a muy pocos les gustaba jejeje

No existían los peloteros, nos divertíamos con distintos juegos como el “huevo podrido”,”el baile de la escoba” la “papa caliente”, “la silla”, la “carrera de embolsados”, el de buscar el caramelo en la harina con la boca, las escondidas, la popa, el del “paquete de muchas envolturas”. En esté último juego nunca fue clara la regla para el ganador… ¿Quién ganaba? ¿El que arrancaba el último papel o el compañerito de al lado al cual le tocaba el próximo turno? Lo bueno es que en todos los juegos el ganador se llevaba un premio.

También solía haber un espectáculo con títeres, un animador/a, payasa/o, mago que animaban la fiesta con sus propios juegos, por supuesto muy originales y super entretenidos.

Algo peculiar era la diferencia bien marcada entre nenes y nenas. Ellas usaban vestidos largos, re incómodos para jugar, guillerminas haciendo juego, medias con voladitos, aritos que también combinaban con la bincha. Las que elegían lo que nos íbamos a poner eran las madres, y siempre recomendaban: ”no juegues con los nenes porque te van a pelear”. En fin… no había mucho trato entre ambos porque ellos eran unos brutos, peleaban y molestaban.

Las tortas podían llevar granas de colores, o si la mamá o la abuela no la cocinaban compraban la típica bañada en chocolate con detalles de merengue blanco. A la hora de soplar las velitas (si eran “mágicas” mucho mejor) nos avasallábamos sobre la torta, y no faltaban los pícaros que las soplaban antes que el cumpleañero, los que las terminaban de apagar con los dedos y los que cambiaban la letra de la canción “Feliz feliz en tu día, ojalá que te pise un tranvía, que comas banana podrida, y que cumplas para atrás”. Bueno por lo menos ahora que crecimos nos damos cuenta que el final de esa letra es buena onda! Las canciones siguen siendo las mismas (“Que los cumplas feliz”, “Feliz en tu día”), el momento sigue emocionando y se continúa la creencia de los “3 deseos” :)

Acercándose el final nos el cumpleañero nos regalaban una bolsita llena de sorpresitas y golosinas, y con eso regresábamos felices a casa…

Ahora de los cajones “te invita a su fiestita” y a divertirte con esta colección en su primer aniversario!